¡¡Cuidado con el Itata!!
Los ejecutivos de Celulosa Nueva Aldea están advertidos, fuimos testigos del ultimátum que le dieron la Asociación de Agricultores de Ñuble, los viticultores asociados en Itata Wines y el Profo Forestal.
Al primer episodio de contaminación se termina la producción de celulosa en la zona, por las buenas o por las malas. El mismo gerente general del complejo, Gunars Luks, aceptó que esta es una condición valida y señaló que para el grupo que representa otro episodio como el de Valdivia, es simplemente el fin de Arauco en este negocio.
Es más, la misma empresa, sin tener una pistola al pecho, admitió que muestreos que realizan voluntariamente desde agosto del 2005 en el río Itata, demuestran que la calidad del agua del río es de buena calidad. Esto significa que el principal sospechoso de cualquier situación irregular en el río será la nueva industria.
Todo indica que se terminaron ya los tiempos de oponerse y quedó demostrado para muchos que en la institucionalidad nacional que vela por el medioambiente hay serias falencias y nadie discute que los parámetros finales para aprobar un proyecto de impacto negativo en el ambiente, son más políticos que técnicos.
Pero la lucha de los ambientalistas no fue en vano, porque a estas alturas y aunque la legislación no acompaña, cualquier empresa contaminante, antes de instalarse va a tener que lograr un acuerdo con los vecinos, lo que no es ideal desde el punto de vista de responsabilidad universal, pero al menos del derecho básico de aceptar o no a un vecino contamina.
Y no sólo los productores harán el papel de centinelas del río Itata, ya que hay organizaciones como Salvemos Cobquecura, Corporación Proplaya, los parlamentarios Alejandro Navarro, Antonio Horovath y Rosauro Martínez, las muncipalidades de Bulnes, Cobquecura, Trehuaco, Greenpeace, además de una multitud de instituciones y personalidades que estuvieron en la lucha para evitar la instalación de industrias contaminantes en la zona.
Un punto que se le planteó a los ejecutivos de Nueva Aldea es que la confianza se perdió por la actitud de Valdivia y la de la llegada a Ñuble, recuperar esta será una oportunidad larga o efímera, dependiendo del cumplimiento que se de a las promesas de no contaminar un ápice, el río, el aire y las napas subterráneas.
Lo único que señalan no pueden controlar serán episodios de malos olores, que no superarán los 4 al año y que serán de menos de 20 minutos, con el tradicional olor a repollo podrido que emiten las plantas de celulosa, situación que nos imponen unilateralmente soportar.
Fuente: La Discusión Rural, Junio 2006
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