Irradiados en Celco Nueva Aldea estan abandonados.
“He sufrido mucho dolor, mucho dolor, esto no se lo doy a nadie, no es por quejarme, pero las operaciones me han dejado muy mal”, señala al teléfono desde Francia Miguel Angel Fuentes.
El joven, principal afectado por el accidente radioactivo registrado en diciembre de 2005 en el complejo Nueva Aldea, es la única persona que en estos momentos se encuentra internada en el hospital militar de Percy, en París.
Y según él, basándose en lo que le han señalado los médicos que lo atienden, sería el único caso en el mundo de tratamiento con celulas madre a los efectos de la radioactividad generada por un accidente en una instalación nuclear.
“Están probando conmigo, soy una suerte de ratón de laboratorio”, se queja desde su cama en una de las habitaciones del moderno centro hospitalario de la capital francesa.
Tal sensación obedece a que fue la primera persona en la que utilizaron células madres con el fin curar las heridas producidas por la radiación de Iridio 192, elemento radioactivo usado en toma de gammagrafías (radiografías de las soldaduras) a parte de la infraestructura de la planta de celulosa Nueva Aldea.
En estos momentos Fuentes está en recuperación tras la tercera operación a la que fue sometido en menos de un mes y que tuvo como objetivo cortarle otra porción del dedo pulgar de la mano izquierda, pues la herida se había infectado.
“Los médicos me dijeron que si hubiera venido cuatro meses antes me habían salvado el dedo, pero en Chile (hospital de la Mutual de Seguridad, en Santiago), me decían que no era necesario viajar a Francia”.
Pero lamentablemente las cosas cambiaron y los especialistas galos le informaron que obligatoriamente deberá volver una vez al año para controles de salud y eventuales intervenciones para detener el avance de posibles infecciones.
Su voz se quiebra al otro lado del teléfono y reconoce que con sorprendente frialdad, los especialistas galos le dijeron que su salud progresivamente se irá deteriorando.
CAMBIO RADICAL.
Fuentes, hasta hace un tiempo, sorprendía por su ánimo, puesto que a pesar de los daños que había sufrido mantenía una actitud positiva y se lo reconocía como una persona risueña y muchos comentaban sobre cómo podía mantenerse así, sabiendo que su vida corre peligro constante.
Pero en el último tiempo las cosas se han puesto difíciles, pues han ido surgiendo nuevos problemas de salud a los que se suma la impotencia por no poder hacer nada para escapar de su estado actual. De alguna manera ha comenzado a pensar que su existencia puede ser más corta de lo que había pensado y ello le provoca angustia.
“Los médicos me han dicho que hay que estar atentos pues puede aparecer cualquiera cosa, cualquiera enfermedad.” Además está absolutamente descartado que pueda tener hijos, ni menos trabajar.
Su estado de salud es absolutamente incompatible con las actividades normales, pues las heridas de sus manos no están controladas, presenta dolores de cabeza permanentes, lo mismo que dolores en su pierna izquierda como consecuencia de la quemadura radioactiva.
En forma permanente debe consumir medicamentos y para poder conciliar el sueño cada noche debe tomar pastillas, pues sufre de insomnio, que se ha ido agravando en la medida que conoce más detalles de lo que puede ser su vida. Publicado en La Discusión.
Más información:
Aldo Arratia, Fono: 56 - 08 – 4647022
El joven, principal afectado por el accidente radioactivo registrado en diciembre de 2005 en el complejo Nueva Aldea, es la única persona que en estos momentos se encuentra internada en el hospital militar de Percy, en París.
Y según él, basándose en lo que le han señalado los médicos que lo atienden, sería el único caso en el mundo de tratamiento con celulas madre a los efectos de la radioactividad generada por un accidente en una instalación nuclear.
“Están probando conmigo, soy una suerte de ratón de laboratorio”, se queja desde su cama en una de las habitaciones del moderno centro hospitalario de la capital francesa.
Tal sensación obedece a que fue la primera persona en la que utilizaron células madres con el fin curar las heridas producidas por la radiación de Iridio 192, elemento radioactivo usado en toma de gammagrafías (radiografías de las soldaduras) a parte de la infraestructura de la planta de celulosa Nueva Aldea.
En estos momentos Fuentes está en recuperación tras la tercera operación a la que fue sometido en menos de un mes y que tuvo como objetivo cortarle otra porción del dedo pulgar de la mano izquierda, pues la herida se había infectado.
“Los médicos me dijeron que si hubiera venido cuatro meses antes me habían salvado el dedo, pero en Chile (hospital de la Mutual de Seguridad, en Santiago), me decían que no era necesario viajar a Francia”.
Pero lamentablemente las cosas cambiaron y los especialistas galos le informaron que obligatoriamente deberá volver una vez al año para controles de salud y eventuales intervenciones para detener el avance de posibles infecciones.
Su voz se quiebra al otro lado del teléfono y reconoce que con sorprendente frialdad, los especialistas galos le dijeron que su salud progresivamente se irá deteriorando.
CAMBIO RADICAL.
Fuentes, hasta hace un tiempo, sorprendía por su ánimo, puesto que a pesar de los daños que había sufrido mantenía una actitud positiva y se lo reconocía como una persona risueña y muchos comentaban sobre cómo podía mantenerse así, sabiendo que su vida corre peligro constante.
Pero en el último tiempo las cosas se han puesto difíciles, pues han ido surgiendo nuevos problemas de salud a los que se suma la impotencia por no poder hacer nada para escapar de su estado actual. De alguna manera ha comenzado a pensar que su existencia puede ser más corta de lo que había pensado y ello le provoca angustia.
“Los médicos me han dicho que hay que estar atentos pues puede aparecer cualquiera cosa, cualquiera enfermedad.” Además está absolutamente descartado que pueda tener hijos, ni menos trabajar.
Su estado de salud es absolutamente incompatible con las actividades normales, pues las heridas de sus manos no están controladas, presenta dolores de cabeza permanentes, lo mismo que dolores en su pierna izquierda como consecuencia de la quemadura radioactiva.
En forma permanente debe consumir medicamentos y para poder conciliar el sueño cada noche debe tomar pastillas, pues sufre de insomnio, que se ha ido agravando en la medida que conoce más detalles de lo que puede ser su vida. Publicado en La Discusión.
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Aldo Arratia, Fono: 56 - 08 – 4647022
Etiquetas: radioactivo
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