Costa de Ñuble será la más fiscalizada del país
La zona costera de Trehuaco y Cobquecura debiera ser una de las más protegidas, estudiadas y fiscalizadas del litoral chileno, debido a la operación del emisario submarino que construye el Grupo Arauco.
El emisario, que ha sido resistido por las comunidades costeras, especialmente Cobquecura, ya lleva gran parte de su trazado ejecutado y restan poco menos de quince kilómetros para que esté completamente construido.
Las autoridades regionales que aprobaron el proyecto siempre han manifestado que el proyecto considera estrictas normas de vigilancia.
“Nos encontramos con impactos ambientales que preocupan especialmente a la comunidad, a los pescadores artesanales y algunas comunas costeras y que no están específicamente normados en la legislación chilena como el caso de los AOX, la temperatura y el color. Pero a pesar de no haber norma, esta Corema igual aplicó normativa y experiencias internacionales para exigir que se cumplieran estos parámetros, eso con el fin de dar tranquilidad a la población en términos de salud y de mantención de los recursos naturales”, dijo Bolívar Ruiz, director regional de la Conama.
Así, en forma paralela a la operación del emisario, se considera el establecimiento de biomarcadores o marcadores biológicos, para gastrópodos, peces, moluscos y algas con el propósito de monitorear el comportamiento de determinadas especias de flora y fauna.
“En otras palabras, de qué manera podrían verse impactadas con la operación del proyecto. Este monitoreo durará tres años y pudiera ser extendido si las condiciones así lo ameritan”, indicó.
A ello se suma la exigencia de contar con una completa red de monitoreo de más de 35 parámetros y que comprende trece estaciones costeras y diez estaciones terrestres. De esta manera se señala, “vamos a dejar ese curso de 50,8 kilómetros del río Itata y del borde costero como uno de los más estudiados de la costa chilena, con el fin de tomar las medidas de resguardo que sean necesarias para salvaguardar la salud de la población y para mantener los recursos naturales de esa zona”, explicó Ruiz.
Sin embargo y a pesar de que el monitoreo en principio tiene un plazo de tres años podría extenderse para mantener tranquila a al población. La planta misma de celulosa, está en forma permanente sometida a estrictos controles de los diferentes parámetros de operación para evitar cualquier problema toda vez que en estos momentos los desechos industriales son arrojados al río Itata.
En la zona costera, se puede apreciar que parte del tubo ya ingresó al mar y los operarios, con maquinaria pesada, se encuentran ensamblando el resto de la tubería, la cual mediante carros, llevarán al muelle para seguir introduciendo 2.500 metros mar adentro.
Pese a la llegada del ducto al mar, fuentes del Complejo Nueva Aldea, de Celco, aseguraron que restan todavía completar unos 15 kilómetros de tubería, en especial en el sector de Trehuaco, por lo que el ducto debiera entrar en funcionamientos a mediados del 2008, estimaron.
Respecto al malestar de organizaciones, las mismas fuentes recalcaron que los residuos industriales líquidos (riles) que llegarán al mar, serán tratados previamente mediante procedimientos secundarios, similares a los que actualmente ocurre en el río Itata, donde no se han percibido episodios contaminantes, y que es “incluso agua que las comunidades beben”, indicaron.
El ducto que llevará los riles industriales tratados previamente desde la celulosa Nueva Aldea, al océano, tiene 50,8 kilómetros de extensión y abarca las comunas de Ránquil, Coelemu y Trehuaco.
Publicado en La Discusión, 13 de enero de 2008.
El emisario, que ha sido resistido por las comunidades costeras, especialmente Cobquecura, ya lleva gran parte de su trazado ejecutado y restan poco menos de quince kilómetros para que esté completamente construido.
Las autoridades regionales que aprobaron el proyecto siempre han manifestado que el proyecto considera estrictas normas de vigilancia.
“Nos encontramos con impactos ambientales que preocupan especialmente a la comunidad, a los pescadores artesanales y algunas comunas costeras y que no están específicamente normados en la legislación chilena como el caso de los AOX, la temperatura y el color. Pero a pesar de no haber norma, esta Corema igual aplicó normativa y experiencias internacionales para exigir que se cumplieran estos parámetros, eso con el fin de dar tranquilidad a la población en términos de salud y de mantención de los recursos naturales”, dijo Bolívar Ruiz, director regional de la Conama.
Así, en forma paralela a la operación del emisario, se considera el establecimiento de biomarcadores o marcadores biológicos, para gastrópodos, peces, moluscos y algas con el propósito de monitorear el comportamiento de determinadas especias de flora y fauna.
“En otras palabras, de qué manera podrían verse impactadas con la operación del proyecto. Este monitoreo durará tres años y pudiera ser extendido si las condiciones así lo ameritan”, indicó.
A ello se suma la exigencia de contar con una completa red de monitoreo de más de 35 parámetros y que comprende trece estaciones costeras y diez estaciones terrestres. De esta manera se señala, “vamos a dejar ese curso de 50,8 kilómetros del río Itata y del borde costero como uno de los más estudiados de la costa chilena, con el fin de tomar las medidas de resguardo que sean necesarias para salvaguardar la salud de la población y para mantener los recursos naturales de esa zona”, explicó Ruiz.
Sin embargo y a pesar de que el monitoreo en principio tiene un plazo de tres años podría extenderse para mantener tranquila a al población. La planta misma de celulosa, está en forma permanente sometida a estrictos controles de los diferentes parámetros de operación para evitar cualquier problema toda vez que en estos momentos los desechos industriales son arrojados al río Itata.
En la zona costera, se puede apreciar que parte del tubo ya ingresó al mar y los operarios, con maquinaria pesada, se encuentran ensamblando el resto de la tubería, la cual mediante carros, llevarán al muelle para seguir introduciendo 2.500 metros mar adentro.
Pese a la llegada del ducto al mar, fuentes del Complejo Nueva Aldea, de Celco, aseguraron que restan todavía completar unos 15 kilómetros de tubería, en especial en el sector de Trehuaco, por lo que el ducto debiera entrar en funcionamientos a mediados del 2008, estimaron.
Respecto al malestar de organizaciones, las mismas fuentes recalcaron que los residuos industriales líquidos (riles) que llegarán al mar, serán tratados previamente mediante procedimientos secundarios, similares a los que actualmente ocurre en el río Itata, donde no se han percibido episodios contaminantes, y que es “incluso agua que las comunidades beben”, indicaron.
El ducto que llevará los riles industriales tratados previamente desde la celulosa Nueva Aldea, al océano, tiene 50,8 kilómetros de extensión y abarca las comunas de Ránquil, Coelemu y Trehuaco.
Publicado en La Discusión, 13 de enero de 2008.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home